Ars Longa Comunicación pone en marcha un nuevo proyecto para sumar las colecciones privadas al tejido cultural de la Región de Murcia
Con la exposición temporal inaugurada en el Museo Ramón Gaya de Murcia ‘Tête de Femme’ (cabeza de mujer), obra del artista Julio González, y perteneciente a una colección privada, Ars Longa Comunicación pone en marcha un nuevo proyecto de promoción y fomento de la cultura en la Región de Murcia.
La muestra temporal en el Museo Ramón Gaya, inaugurada el 18 de mayo de 2021 -Día Internacional de los Museos-, está comisariada por el director de Proyecto Culturales de Ars Longa Comunicación, Rafael Fuster, y podrá verse hasta el 21 de septiembre en el patio del Museo.
El trabajo que Ars Longa Comunicación está llevando a cabo con coleccionistas privados va a permitir sacar a la luz el rico patrimonio cultural y artístico con el que se cuenta en la Región de Murcia, y que está ‘oculto’ al ser propiedad privada.
A través de Ars Longa Proyectos vamos a mostrar a la ciudadanía ese rico patrimonio privado, con el fin de que pasen a formar parte del tejido cultural de la Región de Murcia.
Gracias a la generosidad de los coleccionistas privados, en este caso de la Colección Maybri, los murcianos van a poder disfrutar durante unos meses de una pieza única, del que fuera denominado «padre de la escultura moderna».
Julio González, hijo y nieto de orfebres y forjadores del hierro. Aprende el oficio en el taller familiar, en el ambiente de la Barcelona modernista. Tras una visita a El Prado se reafirma en su vocación a la pintura. Se traslada a París en 1900. Compagina pintura, escultura y orfebrería. Su dilatada experiencia en el metal le llevaría a asesorar a Picasso. Ese encuentro en 1928 sería decisivo para ambos y para la historia de le escultura, pues formularían un nuevo lenguaje escultórico que influirá de manera determinante en posteriores generaciones. Crearon unas composiciones inéditas hasta el momento, donde dibujaban en el espacio mediante ensamblajes de varillas de metal, subrayando el vacío. Julio González, de 50 años, toma entonces la determinación de convertirse en escultor, abandonado la pintura.
Un artista atípico, modesto y ascético del cual conservan obra suya los museos de arte contemporáneo más destacados del mundo.