“Mi empresa no tiene nada que comunicar” es una frase que hemos escuchado en más de una ocasión. Sin embargo, resulta llamativo ver que algunos de los que han pronunciado esa frase sí cuentan -por ejemplo- con una página web, con perfiles en diferentes redes sociales e incluso con un ‘tablón de información’ dirigido a los empleados de su empresa o la institución que dirigen. Ahora bien, ¿con qué finalidad se invierte en una página web?, ¿qué se pretende conseguir cuando se crean unos perfiles en redes sociales? y ¿cuál es el objetivo que se quiere alcanzar con un tablón de información en las instalaciones de una empresa?
La respuesta a estas tres cuestiones puede resumirse en una única palabra: comunicar. Pero… ¿qué es lo que se va a comunicar, a quién y cómo? Y lo más importante… ¿se hace correctamente?
La Comunicación está impregnada en cada una de las acciones personales y profesionales que llevamos a cabo. La interacción es la base de toda acción humana, y en la actividad empresarial, como es lógico, está siempre presente. Lo está cuando mantienes una reunión de trabajo; vendes una prenda de ropa en una tienda; presentas un nuevo producto ante una gran audiencia; expones un artículo en el escaparate; trasladas normativas a los trabajadores; contactas con proveedores; atiendes a un cliente de forma telemática; te vistes para una comida de trabajo; publicas una oferta de empleo…
En todas estas acciones está presente la Comunicación. Pero para que ésta sea efectiva y nos permita conseguir nuestros objetivos empresariales, tendremos que emplear unos canales, unos formatos y unas herramientas concretas que se adapten a nuestras necesidades y nos permitan trasladar a nuestro público (interno y externo) la cultura empresarial, a través de la cual podamos alcanzar nuestros objetivos. Entonces… ¿la comunicación estratégica es una elección o una obligación?
Saber hablar no lleva implícito saber comunicar. Para comunicar correctamente es necesario contar con ciertas habilidades que hay que conocer y dominar para que la Comunicación se convierta en una inversión rentable para la empresa. Si las nuevas tecnologías ya empujaron a las empresas en su momento a modificar su acción empresarial, ahora, con la crisis de la COVID-19 y la convivencia entre el mundo virtual y presencial, se han vuelto a activar los dispositivos del cambio para reorganizar la operativa y las prioridades, donde la salud y la seguridad deben pivotar la comunicación empresarial.
Por lo tanto, la estratégica comunicacional debe ser puesta en marcha y adaptada a los continuos cambios con el fin de conceder a la empresa claridad, para saber cuáles son las prioridades; transparencia, para mostrar quién es y qué hace; visibilidad, para llegar a un mayor público; y rentabilidad, para invertir los recursos de forma adecuada.
La comunicación corporativa contribuye a hace empresa. La Comunicación y la Estrategia ayudan a otorgar vida, dinamismo, superación, comprensión, coordinación, unión, productividad y, en definitiva, resultados económicos palpables.
Dedicar un poco de tiempo y esfuerzo a la Comunicación, no solamente ayudará a que ésta sea eficaz, estés más cerca de tu público y sepas qué necesita en cada momento, sino que también te ayudará a coger impulso en el salto hacia el éxito empresarial.
Recuerda:
Para perdurar hay que ser estratega y comunicar.